Mar 13, 2006

leerte

Me llega un correo electrónico tuyo. Tuyo. La segunda oración sólo la he creado para, bajo el pretexto de la propiedad gramatical, escribirte en mayúscula. Lo primero es hacer un avalúo de bulto. Ver cuánto has escrito. El cálculo bruto. Cuántas palabras has tecleado para mí. ¿Hay párrafos? ¡Hay párrafos! Qué dicha. Después, despacito, la primera leída. Empiezo a pensar qué puedo contestarte. Segunda leída: Cómo se oyen las expresiones con tu voz, las sutilezas de la construcción. Tercera leída, qué voy a contestarte y cómo. La cuarta lectura no llega nunca. Eso ya sé que no lo vas a escribir.