May 17, 2006

incompetente

A veces se sentía incompetente. Ella, de fijo tan capacitada para casi cualquier cosa. Con él era diferente. Torpe, infantil. No sabía cómo quererlo. De pronto, estúpida, y entonces bajaba la vista y sentía que se lo merecía. Quería aprender, ser grande, como él. Luego se enojaba, ella era más y no necesitaba que la hicieran sentir como una idiota. Ninguno antes la trató así. Aunque tampoco ninguno antes la quiso de verdad. Tal vez una cosa iba con la otra. ¿Entonces? Quererlo, quererlo mucho hasta que tal vez un día, amor dejara de ser un apelativo cariñoso y empezara a ser lo que hubiera entre ellos. Desearlo, desearlo con fuerzas pero sin exigir, sin reír. Desearlo seria y maduramente. Aceptarlo, aunque a veces los celos y por qué demonios sigue en contacto con esa mujer. Mirarlo y sentir el brillo en los ojos.

May 12, 2006

camisa lila

Un día voy a escribir sobre cuando te pusiste la camisa lila porque yo celebraba un acontecimiento especial. Voy a escribir que yo no plancho pero intenté por primera vez plancharle algo a alguien porque eras vos y porque quería decirte de otra forma cuánto te quiero. Voy a escribir que dulcemente me detuviste la camisa sobre la tabla y miraste mis torpes intentos de volver a la vida a esa camisa lila que hacía cinco años no te ponías. ¿Cuánto tiempo más va a pasar para que vuelvas a usar la camisa lila? ¿Estaré presente? ¿Iremos juntos a donde uses la camisa lila otra vez? ¿La habré plachado-ahora sí- yo? ¿Seguiremos tomados de la mano, o mis manos ahora expertas planchadoras estarán cansadas de las tuyas? Un día voy a escribir que te pusiste la camisa lila después de cinco años para mí y voy a sonreír porque estará guardada en el armario ese que habremos de compartir.

May 11, 2006

lautriz

lautriz se da cuenta. la vida no son palabras. esto que pasa en la vida no puede ponerse en palabras. esto sólo se siente, se vive, se disfruta. lautriz se calla la boca y sonríe.

May 9, 2006

lección

aprender que lo que tengo contigo no depende de mi apariencia, ni de mi background ni de nada que no sea la voluntad simultánea y mutua de estar el uno con el otro


no sé cómo se llama, pero me gusta

holding hands

Hay algo que me gusta de caminar contigo. Nos tomamos de la mano naturalmente. El brazo mueve la mano que estira los dedos que encuentran a ciegas los dedos que estira tu mano que tu brazo mueve para que nos tomemos de la mano. Después, entre una cuadra y otra, entre un aparador y un beso, los dedos se desentrelazan al unísono y las manos se abrazan y se funden y viven felices para siempre una vida de peatones citadinos. Me gusta caminar contigo. Tomados de la mano, naturalmente.

May 4, 2006

no sé, che

Te escribo aunque, porque, apesar de que. Acabamos de pasar treintayseis horas sin despegarnos, sin apartarnos la vista de encima, sin que tus manos estén lejos de mi cuerpo ni las mías del tuyo. Quiero decirte tantas cosas, explicarte, terminar de enunciar eso de qué felicidad despertar junto a tí. Pensarás que estoy boludeando, que por qué diablos no estoy terminando de cumplir con los pendientes que pueblan esa lista que me hiciste en el calendario para que me desocupe pronto y podamos disfrutar por fin, sin culpas, de estos días de sol. Pensar en tí, refugiarme en tí. Las personas son lugares, y de pronto me queda la certeza de qué lugar representas. A veces quiero decírtelo pero no me animo. Como ayer que mirabas el basketball y yo quise decirte y luego mejor no. Como cuando vamos en el metro callados, o yo hablo y hablo de cosas de las que no hablaría jamás pero contigo no importa, como cuando me quedo dos pasos atrás tuyo porque contigo el tiempo pasa diferente. Como cuando cocino y tú estás trabajando en la otra pieza quejándote de mi computadora, o cuando espero con la taza de café que termines la entrevista para no interrumpirte y me doy cuenta de que estos momentos tienen la forma del hueco ese que tenía. Ese hoyar que sólo se llena de tú y yo al mismo tiempo, juntos, mirando a donde mismo. Enterarme que sos mío y aceptar que lo merezco. Dejar de pellizcarme, de pensar que se va a acabar, de buscar la señal de que mientes. Se puede otra vida. Seguir siendo yo pero contigo. No sé, che, quererte así, sin decirte aún que quiero que seas mi casa.