Nov 22, 2009

truco

Tengo un truco. No sé si será obra del japonesito, o si alguien le llamaría mecanismo de defensa. A todas luces es una locura. A veces pasan días. De vez en cuando se convierten en semanas. Unos son más largos que otras. Nos borramos mutuamente. El tiempo, las ocupaciones, el sueño, ese cansancio de estar siempre en otro lado, disfrazados de ciudades diferentes. Los otros. Porque seguramente que los hay. Otros y otras que se contentan en tenernos en pedacitos. En poseer la risa, el tacto, una mueca, los dedos, la hora de la cena o de la comida, todo excepto, tal vez, ese pequeño hueco que sólo conocemos mutua e íntimamente. Entonces me sorprende la angustia de pensar que volvemos a estar, a ser, el uno sin el otro. Hemos establecido ya que se puede, que no es tan penoso. Que para efectos prácticos, etcétera. Mi truco consiste en recordar esa noche en la que , sentado en la penumbra afuera de mi ventana, enviabas mensajes que fingían viajar grandes distancias. Jugar a que no estabas. Pretender extrañarte. Pero en realidad, todo el tiempo. Ahí. Cerca de una u otra forma.

Reconciliar el silencio y la distancia con esa verdad en la que estamos de acuerdo. Te amo.