Nov 30, 2005

ducha

Se me ocurren tantas cosas en la regadera.






Había de bañarme más, tú.

Nov 29, 2005

comprada

Lautriz ha recibido por primera vez dinero a cambio de palabras.
Además eran falsas y ajenas.

Lautriz tiene ganas de llorar.

Nov 26, 2005

voice

Sometimes it seems I will never have a voice. Just when I feel confident that the words are finally mine, that this is the way I want to say (whatever it is that I might have to say, but at least, to figure out the voice, even if the message...) I realize not. I find myself drawn to another language. To reinvent not myself, that would be way too complicated, but my voice. So hard when it's also a different language. When the language might in fact determine the tone my voice acquires. Wanting to say x or y and realizing there is no way to say it in this terrible, terrible cold language. To either be limited by the formulaic and fake or to fall inevitably in the hybrid. Lo pocho, el spanglish horroroso. And, entonces, tan difícil, oh, damn.

Nov 18, 2005

ficción

Dejaste de escribir, así como así. Lautriz voltea los ojos esperando el regaño. ¿Será que también vas a renunciarte a tí? ¿A eso que te hace lo único que eres? ¿Las palabras? Lautriz enciende un cigarrillo y se resigna, sube las cejas y se muerde por dentro las comisuras de los labios. Tal vez sea cierto. Claro que lo es. Te rendiste. Te fuiste a vivir a otra parte, a eso que crees que no puede nombrarse. Te da miedo nombrarlo, porque hace mucho que escribías sólo en el dolor, y ese mientras más se escribe menos duele. ¿Pero esto? Será que también se gasta, se desvirtúa si lo conviertes en palabras? ¿Te da miedo que si lo nombras entonces se quede inmóvil en el papel? No es así. Cuando todo marcha bien no queda otra cosa más que la ficción. Invéntalo. No todo tiene que ser sobre tí.

Nov 9, 2005

bad word

No sé si vas a saberlo alguna vez. Por eso no lo dije, qué absurda soy. ¿Cómo vas a saberlo si no lo dije? Tampoco eres adivino. Hoy llegaste arrastrando la mochila. Venías con corbata y zapatos de cintas. Dos veces en una semana. El lunes te pusiste saco para llevarme a ese lugar espectacular. Pusiste tus dedos de camisa azul en mi espalda casi desnuda mientras bajamos los treinta escalones que nos llevaron a una dimensión de medias luces y budas de hielo. Como una película de James Bond, me susurraste al oído y mientras los camareros y las botellas y las miradas y los asientos de cuero blanco. Hoy también tenías saco, pero estabas deshecho. Te serví un plato de sopa de pollo. Hoy salí más temprano del trabajo porque te prometí una sopa de pollo para componerte los bocos. Dócilmente la tomaste, dócilmente también consumiste la taza con té y miel y limón. Te recostaste una hora encorbatada sobre mis brazos. Después, con los ojitos aguados dijiste thank you y hasta luego. Qué vergüenza, a mí todavía me ves con cara de ¿Qué? cuando intento decir Hvorden gär det? ahora sí, correctamente. Te acompañé hasta la acera de lluvia dispuesta a fumarme el cigarro de la noche para entonces sí ponerme a trabajar. Entonces me besaste y no lo dije. Me percaté antes de pronunciar la palabra que derramaría el vaso. No puedo decírtelo, pero estuve a punto de hacerlo. ¿Así es como sucede? ¿Uno lo dice un día y entonces se convierte en realidad? ¿Será que si no lo digo no es verdadero? No lo sé, y no sé si algún día vas a saberlo.





I love you.