Aug 22, 2005

ayuda

Apúrese le dijiste al taxista y entonces te diste cuenta de que las palabras no habían salido de tu boca sino del abismo. Un agujero que profería sonidos que no correspondían a tu voz. Please, intentaste y de nuevo el ruido del abismo. Te miraste las manos que ahora eran ajenas. No te obedecían. ¿Sería esto morir? Tres cuadras te tomó encontrar un billete en tu bolsa. No te importó el vuelto y te bajaste del auto amarillo mientras el mundo giraba y giraba y se caía. Un ruido como del fin del mundo. El día que de verdad se acabe el mundo, porque ahora sabes querida mía que el mundo no se terminó ese domingo por la tarde, así se va a oír. Nadie se dio cuenta de que habías llegado al borde la muerte. Los dientes, los dientes. En la ventanilla volviste a abrir el abismo para pedir ayuda y junto a las palabras ajenas (please, please, help me, I'm having an emergency) te brotaron un millón de pedazitos. No sabes qué es, qué pasa. El hombre aburrido te mira, mira la forma, te pide que produzcas documentos, información, no entiende. Son los dientes. Los dientes que te han estallado en mil pedazos. Alguna vez comiste un camarón con todo y cáscara. Así se sentía, peor esta vez no hay sabor a ajo ni a mantequilla. Eras pequeña y mordiste un camarón con cáscara. Un sabor a óxido en la boca. Y las manos, no se dan cuenta de que estas no son tus manos? Please, please help me. Respirahondorespirahondorespirahondo y no se puede. No te cabe más que un cachito de aire en el pecho, después el pecho lo rechaza y lo expulsa y tienes que tomar otro cachito. Alguien. Ayuda.