May 4, 2006

no sé, che

Te escribo aunque, porque, apesar de que. Acabamos de pasar treintayseis horas sin despegarnos, sin apartarnos la vista de encima, sin que tus manos estén lejos de mi cuerpo ni las mías del tuyo. Quiero decirte tantas cosas, explicarte, terminar de enunciar eso de qué felicidad despertar junto a tí. Pensarás que estoy boludeando, que por qué diablos no estoy terminando de cumplir con los pendientes que pueblan esa lista que me hiciste en el calendario para que me desocupe pronto y podamos disfrutar por fin, sin culpas, de estos días de sol. Pensar en tí, refugiarme en tí. Las personas son lugares, y de pronto me queda la certeza de qué lugar representas. A veces quiero decírtelo pero no me animo. Como ayer que mirabas el basketball y yo quise decirte y luego mejor no. Como cuando vamos en el metro callados, o yo hablo y hablo de cosas de las que no hablaría jamás pero contigo no importa, como cuando me quedo dos pasos atrás tuyo porque contigo el tiempo pasa diferente. Como cuando cocino y tú estás trabajando en la otra pieza quejándote de mi computadora, o cuando espero con la taza de café que termines la entrevista para no interrumpirte y me doy cuenta de que estos momentos tienen la forma del hueco ese que tenía. Ese hoyar que sólo se llena de tú y yo al mismo tiempo, juntos, mirando a donde mismo. Enterarme que sos mío y aceptar que lo merezco. Dejar de pellizcarme, de pensar que se va a acabar, de buscar la señal de que mientes. Se puede otra vida. Seguir siendo yo pero contigo. No sé, che, quererte así, sin decirte aún que quiero que seas mi casa.