Nov 9, 2005

bad word

No sé si vas a saberlo alguna vez. Por eso no lo dije, qué absurda soy. ¿Cómo vas a saberlo si no lo dije? Tampoco eres adivino. Hoy llegaste arrastrando la mochila. Venías con corbata y zapatos de cintas. Dos veces en una semana. El lunes te pusiste saco para llevarme a ese lugar espectacular. Pusiste tus dedos de camisa azul en mi espalda casi desnuda mientras bajamos los treinta escalones que nos llevaron a una dimensión de medias luces y budas de hielo. Como una película de James Bond, me susurraste al oído y mientras los camareros y las botellas y las miradas y los asientos de cuero blanco. Hoy también tenías saco, pero estabas deshecho. Te serví un plato de sopa de pollo. Hoy salí más temprano del trabajo porque te prometí una sopa de pollo para componerte los bocos. Dócilmente la tomaste, dócilmente también consumiste la taza con té y miel y limón. Te recostaste una hora encorbatada sobre mis brazos. Después, con los ojitos aguados dijiste thank you y hasta luego. Qué vergüenza, a mí todavía me ves con cara de ¿Qué? cuando intento decir Hvorden gär det? ahora sí, correctamente. Te acompañé hasta la acera de lluvia dispuesta a fumarme el cigarro de la noche para entonces sí ponerme a trabajar. Entonces me besaste y no lo dije. Me percaté antes de pronunciar la palabra que derramaría el vaso. No puedo decírtelo, pero estuve a punto de hacerlo. ¿Así es como sucede? ¿Uno lo dice un día y entonces se convierte en realidad? ¿Será que si no lo digo no es verdadero? No lo sé, y no sé si algún día vas a saberlo.





I love you.