Jun 15, 2005

tu mujer

Anoche tú y tu mujer se sentaron a mi mesa. Fui cruel. Fui muy cruel. Con ella. Tú no mereciste ni siquiera una mirada de mi parte. Hoy que lo pienso todo parece absurdo, pero anoche tenía sentido. Anoche, cuando tú y ella aparecieron en mi casa y se sentaron a una mesa que yo había preparado, una mesa en la que no estaban invitados. No los corrí. Tampoco les pedí que se fueran. Era de noche en el patio de mi casa, una casa grande y fresca con manteles de colores. Estoy haciendo un esfuerzo por recordar su rostro, su reacción a mis palabras heladas. No lo consigo. Sé que al final se marchó.