May 12, 2005

Virginia

Esa mujer no entiende mi sensibilidad. Finge que no sabe que me aburre decididamente su trabajo pendiente, sus lecturas sobre abstracciones políticas, las diez mil palabras que tiene que escribir sobre la democracia y el accountability. Hace un momento logré distraerla lo suficiente para que dejara el grueso volumen sobre teoría política y llevara a su cuerpo al baño. De regreso, la obligué a que caminara por entre los estantes, en lugar de ir por el pasillo. Los títulos en los lomos la llamaron. Le susurré bajito al oído: "Virgina Woolf". Entonces tomó uno de los diarios de VW y lo abrió al azar. Las dos leímos con un temblor en Septiembre 1940, Jueves 5:

" Una idea. Todos los escritores son infelices. La imagen del mundo en los libros es entonces demasiado sombría. Los sin-palabras son los felices: mujeres en jardines campestres: la señora Chavasse. ¿Son felices los músicos, los pintores? Será más feliz su mundo. Ahora, en mi camisón, a caminar en los marshes" (315)

Ella, esa mujer, me lo tradujo mal, lo presiento, pero yo no puedo escribir en inglés, así que le creo y transcribo lo que me leyó. No la quiero a esa mujer, la odio.

Pobre, ella tampoco es feliz.