Apr 20, 2005

tampoco

Me desperté primero, el sol se acomoda antes en mi cabeza. Me entretuve mirando los diferentes tonos que adquiere mi cabello bajo la luz de la mañana y después me puse a hacer café silenciosamente. Lo dejé dormir los últimos minutos de la primera noche calurosa de la primavera. Sonreí al mirar la sábana relegada en un costado. Acerqué la nariz a la lata del café y cerré los ojos. Tal vez alguna vez ví un gesto similar en la televisión. Anticipé la cafeína y abrí la ventana. El día entró de lleno. Cuando su despertador sonó volví a meterme en la cama, el sol empezaba a jugar con sus cejas. Puse un dedo sobre su brazo amodorrado. No había abierto los ojos. Cómo me gusta su espalda, besé un hombro. Hay que recoger las camisas de la tintorería. Más tarde. Cómo me gusta estar despierta sin que él lo sepa. Repasar los pequeños fragmentos de cuerpo que me quedan a la vista, cerrar los ojos y rozar su piel con mis pestañas. ¿Está enojado? Esperé inmóvil unos momentos y me dí por vencida; fui a tomar una ducha con la esperanza de que. Cuando salí estaba dándole el último sorbo a su café apresurado. Postergué el resto de mi rutina matutina porque entendí que tenía prisa. Antes de marcharse depositó un beso que me pareció burlón en la frente. Los miércoles no comemos juntos. Desde la puerta anunció que mañana muy temprano tenía reunión con el Consejo. Ah. Entonces esta noche tampoco.