Apr 27, 2005

chofer

Estábamos en un auto. Tal vez fuera un auto compacto azul, quién sabe. Dijiste que te habías cansado de un auto que yo nunca conocí. Quisiste saber de las cosas que sucedían en mi vida. Preguntaste por los avances. Yo no quería contestar porque tenía miedo que el temblor del estómago se reflejara en mi garganta. Te reíste de que yo estuviera pegada a la ventanilla trasera, lo más lejos posible del extremo que tú ocupabas. Tal vez estuvieras vestido de verde cansado y arrugado. Cuando empecé a contarte como niña, entusiasmada, de algo que había descubierto y que me causaba mucha emoción me interrumpiste. Ya lo sé. El hombre ese del que piensas que vas a enamorarte. Te miré sin querer entender. Tal vez no podía entender. Te sigo muy de cerca, cada palabra. Lo sé todo, dijiste. Después ya no fue necesario mantener la distancia porque conducías el auto que tal vez fuera azul y compacto. Yo estaba en el asiento trasero. Protesté. Si así me iba a pagar la vida, "si la vida piensa que..." empecé y entonces te reíste con muchas ganas. ¿Quién se cree la vida que es...? repetiste teatralmente mientras me mirabas por el retrovisor. Si la vida se piensa que haciéndote mi chofer en una noche de sueño me va a pagar todo el daño que me hiciste, si ésta va a ser toda la venganza que me toca, renuncio. No la quiero. Aquí me bajo yo.