Nov 8, 2004

Lunes

Extraño esa capacidad que tenías de que todos los días fueran domingo.
Esa habilidad de que cada pelo del cuerpo cantara al unísono.
Extraño tu peso tranquilo y cansado, sus movimientos lentos.
Esa paciencia para retardar la entrega, alargar el final.
Extraño tus dedos expertos y callados que exploraban cada rincón.
Esa maestría para recorrer caminos de vino y queso.


Extraño esa sensación de confianza total, de estupidez amodorrada.
Esa capacidad para creerte y amarte y esperarte.