Oct 28, 2004

Bidimensional

Poco a poco vas perdiendo cuerpo. Poco a poco te vas diluyendo. Justo cuando ya no estoy contigo he encontrado la manera de adelgazarte. Lo que tanto deseabas lo estoy consiguiendo yo. Te vas haciendo delgadito, pequeño, plano. Bidimensional. Pienso en tu cuerpo y ya no se tensa la columna vertebral. Ya no hay coros de pelos cantarines cuando pienso en amanecer contigo (quéhermosoesamanecerjuntoatí,levantarmedetí), en los anocheceres compartidos, los cuerpos, las palabras, los disfraces de ciudad tirados en el suelo. No lo he olvidado, pero ya no está fresco. ¿Cómo explicarlo? Tal vez así: Como las acuarelas una vez que se han terminado de secar. La imagen sigue ahí, nítida, pero ya no me mancha los dedos. Tus dedos siguen estando ahí y lo que hicieron conmigo sigue existiendo, pero ya sólo en el papel. La memoria ha terminado por escaldarse. Ahora ya nada me sabe, nada me mueve, nada me conmueve. Te has vuelto de papel, de pantalla. Plano. Te puedo doblar en cuatro cachitos, guardarte en un cajón. Hacer contigo un avioncito, tirarte por la ventana, hacerte pasar por la trituradora. Puedo llevarte a una reunión, repetido cuatro cinco veces y enseñarte y que todos opinen y digan de tí (pero de mí porque eres mío) como si no estuvieras ahí sobre las líneas. Puedo apagar el monitor y ya no estás.

Vuelvo a ser dueña de tí y ahora sólo haces lo que yo escribo.
Ahora no te vas a ir hasta que yo lo decida.