Sep 9, 2004

Edredones

Me la imagino perfecto, cara de osito confundido, nariz horrible. Me la imagino mirando el mapa irreugular de tinto viejo en el edredón por lo demás inmaculado. Los cabellos revueltos, sentada, la expresión perpleja. Y tú tan campante, explicando de tu borrachera solitaria y de la mancha eterna, mientras te ríes tú solo de la torpeza imaginaria de esa noche de ficción que acabas de inventar para salvarte otra vez.

Me entretengo imaginando esto, porque sino empezaría otra vez a pensar en el par de cepillos de dientes que seguramente se carcajearon de mí esa madrugada mientras tú tejías otra de tus historias absurdas para callar mi pregunta idiota. ¿De quién son esos cepillos de ahí?