Jul 29, 2004

Limpia

Me pregunto si podré hacer con las palabras lo que estoy haciendo con mi escritorio, me pregunto si será posible transmutar los recuerdos en todos esos objetos que no tengo empacho en perder para siempre.
 
De tal forma que "Eres una diosa" se vaya al cesto junto con las tareas nunca entregadas, y "Laura se sabe palabra, se desea palabra..." al triturador que está acabando con los exámenes que ya pasaron, y "madrugada de estrellas" y "descanso de cadera" y "qué curiosa cosa esta" se confundan con las hojas que esta mañana se llevaron al basurero y desaparezcan de una vez.
 
Y los recuerdos, los puedo transmutar cada uno en llave, arete, bolígrafo, mensaje, post-it y olvidarlo sin esforzarme. Voy a juntar todas estas llaves que traigo desperdigadas por allí: los besos de Michigan, y la cena de la Leche, y las docenas de llamadas, y las botellas de vino y las rebanadas de Brie, y los abrazos en el puente y los encuentros en los aeropuertos y los cientos de horas frente a la computadora y las lecciones de idiomas y las reseñas de cine y los cashews y los bailes bajo la lluvia y las lágrimas -sobre todo las lágrimas- y los cuadernos y los museos y las cenas deliciosas y las cervezas y los conciertos de jazz y los discos de jazz y las lecciones de medicina y los sustos y las carcajadas y las bufandas y los autores y los alumnos y las camas prestadas y las cremas verdes y las llantas ponchadas y los aretes naranjas y las listas de pendientes y los mensajes de celular y las carreteras mojadas y los retornos oscuros y las hamburguesas y los amigos prestados y las borracheras y los libros devueltos y las fotos inservibles y los apodos nunca dichos y los fusibles robados y las llamadas desesperadas y las noticias increíbles y los moretones en las rodillas y los boletos de avión y los dedos desconocidos y las mesas de madera rústica y las pacientas latosas y todo todo todo todo termina para siempre por perderse como las llaves, como los bolígrafos y los papeles importantes.