Aug 4, 2009

así

Con el gozo de quien visita la casa cerrada por muchos años y encuentra todo en su lugar (¡y en tan buenas condiciones!). Con el arrojo del que vuelve a la ciudad de su juventud con un mapa amarillento y no se pierde. Como el cazador del arca perdida que conoce la clave y si das vuelta a mi brazo y muerdes su interior tal vez podamos acceder otra vez al tesoro sincrónico del orgasmo enterrado. Con el respeto a la tradición antigua del que se marcha del templo y repite tres veces el ritual con reverencia: uno, dos, tres. Con la alegría de saberse dueño de un olor y un descanso de cadera. Como el inadvertido recipiente de una herencia olvidada.

Así abordamos nuestros mutuos cuerpos. Sin remordimientos. Con un amor oxidado que huele a nuevo.