Tal vez el momento más íntimo no haya sido el de los silencios en el auto, ni el de las confesiones agridulces del pasado. Tampoco cuando los dedos se tocaron o los labios se encontraron. Tal vez, tal vez haya sido así:
Los ojos de ella se posan en una pequeña ventana oscura. Se asoma. Tuntuntuntuntun por dentro. Por fuera intenta no respirar mucho. Él está a un lado, en silencio. Él y su olor aguardan. Ella lee, descubre, disfruta. Una lágrima, otra. Las palabras. No. Él y su olor. Las palabras.
Luego ella dice una estupidez. Tal vez así se arruina el momento íntimo.