Mar 18, 2008

cocina

Te sentaste a comer nueces de la India en la barrita de la cocina. Estás enfermo. Llegamos anoche apenas. Mido media taza de azúcar y la vierto encima de un sartén grueso. Un día fuimos al cine y te enojaste mucho. Encuentro la palita de madera. No puedo mirarte, el caramelo es algo muy delicado. Estás ahí pero no me tocas. Me pregunto en voz alta si alguna vez te permití ponerme la mano en el rostro. Te quedas callado un rato y escuchamos cómo se derrite el azúcar. Siempre me dejaste, dices y entonces adivino que espulgas el bowl de nueces como si entre ellas fueras a encontrar algo más que decir. Retiro el sartén del fuego, agrego dos tazas de un vino que no vamos a compartir. Un aroma nos rodea. No sé cómo se sienten tus manos.