Feb 1, 2006

María José

Marijose se despertó un día y se dio cuenta de que no sabía nada. Empezó a aterrorizarle ir a la escuela, levantar la mano, que los otros niños le pidieran que les enseñara su tarea. Cambiaba el tema. En casa hablaba sobre lo que había sucedido en el recreo, no sobre la lección de matemáticas. Sus papás percibían el cambio como algo positivo, se estaba convirtiendo en una personita redonda, con intereses intelectuales y vida social. No savían. Se había vuelto burra.