Apr 13, 2005

mecera

A veces pienso que te estoy siguiendo. He pensado estas palabras desde antier, pero apenas hoy las escribo. A veces pienso que te estoy siguiendo. Lo acabo de decir en voz alta y me he sonreído. Me río de mí que te escribo y que te hablo como si de verdad. Cada vez que te leo me parece que te estoy siguiendo. Antier supe que estuviste en Montreal alguna vez. Tu crónica se parecía a lo que yo anoté en mi cuadernito. No sabía de tu estancia en Montreal cuando estuve allí, pero sí cuando regresé, y entonces tuve que devolver los pasos para acompañarte. Yo no estuve en el festival de jazz, pero hablé de él con todos los taxistas que me encontré. Todos me urgieron (¿se dice así en español? qué vas a saber tú, si a la hora de escribir no sabes nada. No te rías, sé de cierto que cuando quieres decir mesera escribes mecera. No fue un error de dedo, lo he visto por dondequiera en tus textos) a que volviera en el verano. Il y a du monde dans l'été ici. ¿Hablas francés? No lo sé. Tal vez un poco, no lo sé, seguro sabes francés. Te digo que pienso que te estoy siguiendo y mientras escribo "te" dudo. No hemos hablado nunca en español, y aunque seguro nos tutearíamos, me queda una duda pequeñita. Esta idea de que ando tras tus huellas me obsesiona. Tal vez por eso yo tuve que ir a Chicago el invierno antepasado. ¿Te das cuenta de todo el sufrimiento nomás para poder leer con una sonrisa conocedora tus líneas del lago? No te das cuenta. No sabes que fui a Chicago cuando tú estabas ya esperándome en Nueva York. Fui a Chicago para entender a qué saben los besos en la Avenida Michigan, para que cuando platiquemos de nuestras vidas anteriores podamos trazar mapas mentales y repasar las vueltas del destino que tomamos y entender por qué no nos hemos encontrado antes. Ayer por ejemplo, mientras pensaba que te estoy siguiendo, Benito Juárez. Te excediste esta vez. Una frase oscura del benemérito de las américas que querías que yo supiera. Te veías decepcionado, pero vamos, ¿de verdad esperabas que la supiera? De verdad esperabas que la supiera. A veces quisiera mejor que te dieras cuenta que te estoy siguiendo. Para que te detuvieras y giraras en los talones y me vieras. Me vieras de verdad. ¿Me irás a leer alguna vez? Sería súper emocionante. Que me leyeras como yo te leo a tí. Que camináramos hasta Houston y en lugar de que yo me siguiera derecho a Soho nos montáramos en el F hasta tu loft. Ah, también en el F te anduve siguiendo. Tal vez en el F hayamos coincidido cuando yo pasé esa semana loca de otoño en Nueva York.