Nov 13, 2004

Intimidad

Ya no existe, se fue contigo. Te la llevaste toda y me quedé flotando. En la superficie nomás. Incapaz de indagar en las personas,de ahondar en cualquier hombre. Inhabilitada para volver a mostrar lo que hay aquí, en mí. Tal vez por el miedo de que ya no haya nada y yo no lo sepa todavía. El terror de encontrar un vacío que puede ser llenado de cualquier cosa. Así mejor lo guardo celosamente, sin mostrarlo, sin exponerme. Para que nadie se asome a este abismo. Ya no sé cómo hacerlo, eso de la intimidad. No la de quitarse la ropa y tumbarse, esa no es de verdad. Tampoco la de desnudar el alma, esa es pura cursilería. La de ser con un otro, la de entender y ser entendido, la de la risa franca, el comentario sin censuras, la mano que toma la otra mano sin pensarlo. Un cuerpo torpe, necesitado, ciego. Un cuerpo que sabe lo que quiere, pero que no se atreve. Que tiene miedo, que se conforma con idioteces: ejercicio, cuidados, alimento. Un cuerpo cuya dueña ya no está dispuesta a muchas cosas. Que se reserva y se aguanta y poco a poco se marchita. Y después, la persona. Esa también se conforma, se queda corta. Se alimenta de pequeños comentarios sin importancia, aprende a hacer que la cara parezca que sonríe ante las estupideces de los demás. Pero no es cierto. Nada lo es. Nadamás el hueco, este hoyar.